Leo en Twitter esta información …
WASHINGTON -Para adelantarse a las amenazas que se mueven rápidamente en el espacio de la información, el 1er Comando de Fuerzas Especiales está construyendo un Centro de Guerra de Información que se especializará en «rondas de artillería de influencia«. (c4isrnet.com).
Explica el artículo que el propósito de dicha iniciativa es consolidar las capacidades de operaciones psicológicas del comando y abarcar otras capacidades relacionadas con la información, como el cibernético y el espacio.
Operaciones de propaganda y de intoxicación informativa en el ámbito de las acciones militares existen desde hace mucho tiempo, pero llama la atención que se cree una unidad altamente especializada ad-hoc y que además se haga público. Esto último nos indica que los potenciales enemigos también están usando dichas estrategias de forma especialmente intensa y sofisticada, por todo ello deduzco que es la punta de un enorme iceberg.
El escándalo de Cambridge Analytica.
Otro iceberg de similares características se dio a conocer en 2019 con la publicación del reportaje “El Gran Hackeo”, también conocido como el escándalo de Cambridge Analytica. Esta empresa accedió a un gran volumen de datos, sobre la cual podía aplicar un análisis “psicográfico”, determinar el tipo de personalidad de cada votante y luego dirigirle mensajes individuales específicamente diseñados con el fin de influir en su comportamiento.
En la web de Amnistía Internacional o en la misma Wikipedia se puede ampliar información sobre estos hechos.
Seguramente existen muchos más casos que no llegan a saberse por la opinión pública, creo que evitar que estas estrategias sigan adelante es virtualmente imposible. En el ámbito militar si tu enemigo las usa, tú no puedes no usarlas, de ahí que el ejército norteamericano haga pública la decisión de armar una poderosa artillería de influencia. Nos dirigimos a un escenario de progresión geométrica en el uso y abuso de la explotación del Big Data para el control social, la cuestión que se plantea al ciudadano común y corriente es cómo protegerse de ello.
Proteger tu privacidad
Para que estas técnicas de hacking social funcionen necesitan la recolección y tratamiento masivo de enormes cantidades de datos, sobre los cuales establecer los perfiles psicográficos y posteriormente diseñar los mensajes o acciones que lleven a las personas a la conducta colectiva deseada.
Los sistemas de creencias (ideologías, religiones, pensamiento político, ética, etc.) constituyen unos marcos mentales parametrizables y accionables. Están diseñados para vertebrar el comportamiento individual en cuanto que social. Nuestra “vida digital” es cada vez más transparente y detallada. Al usar la tecnología cotidiana, alimentamos constantemente de datos la “nube” y resulta inviable desconectarse de ella y llevar al mismo tiempo una vida “normal”.
Ni el Big Data ni las creencias personales son negativas ni positivas, simplemente son instrumentos que bien usados pueden resultar extraordinariamente beneficiosos y su abuso, todo lo contrario. La diferencia, como siempre, está en el propósito.
Sentido crítico
Si el Big Data es inevitable, si las campañas de influencia (hacking social) son inevitables, sólo queda una variable sobre la que el ciudadano de a pie puede actuar para protegerse de los abusos: Redefinir y rediseñar los marcos mentales en los que actualmente se mueve, o dicho de forma sencilla, entrenar y potenciar el sentido crítico, pues nos encaminamos hacia una sociedad cada vez más compleja y vulnerable.